Este artículo está basado en nuestra experiencia viajando con Borja (que actualmente tiene 2 años), con quien partimos viajando cuando tenía solo 2 meses de edad. No somos expertos ni nada por el estilo, pero nos gustaría compartir nuestra experiencia, ya que cada vez que buscamos información y ayuda nos ha sido difícil encontrar y principalmente, queremos llenarte de tranquilidad y que sepas que sí se puede viajar tranquilos con niños chicos.

Nuestro primer viaje con Borja fue toda una experiencia. Estábamos más nerviosos que monja con atraso, no dormimos la noche anterior pensando en lo que se nos venía, incluso pensamos cancelar el viaje, pero afortunadamente ninguno de nuestros miedos se cumplió. Viajamos con Borja de 2 meses a Huilo Huilo, el viaje para llegar era en avión corto de Santiago a Temuco y después un laaargo viaje en auto hasta el hotel. Como era una guagüita, él solo se dedico a dormir. Lo sacamos durmiendo de la casa, en el avión tomó un poco de leche y despertó llegando al hotel: MILAGRO!!! Decimos que fue un milagro, porque Borja siempre ha sido malo para dormir.

Y luego Borja fue creciendo y los viajes fueron cada vez más caóticos. En nuestra experiencia, mientras más chico, más fácil. Una vez que empezó a gatear todo cambio! Ya no se quería quedar quieto en el asiento, nosotros, como buenos padres primerizos, bastante estresados no sabíamos qué hacer, pero finalmente nos dimos cuenta que lo mejor era simplemente dejarlo ser: gateó por todo el aeropuerto y después por el avión aprovechando de mejorar su sistema inmune.

Dato: siempre va a haber un pasajero mala onda que los va a mirar feo, que no les importe!, son la minoría.

Hace una semana llegamos de República Dominicana, un viaje que nos puso a prueba en todo sentido. El panorama era el siguiente: teníamos que estar a las 2:00 am en el aeropuerto; el avión despegaba a las 6:00am con destino a Panamá (vuelo de casi 6 horas), luego 1 hora de espera para tomar el siguiente avión a Santo Domingo (2 horas y media) y para rematar, nos esperaba un bus de 4 horas para llegar al hotel en Samaná, es decir estuvimos casi 18 horas en movimiento con un niño que no mantiene la atención más de 5 minutos. Tal como les contamos antes, cada viaje es una experiencia distinta y siempre nos ponemos nerviosos antes de viajar, creo que es de las cosas más estresantes que nos ha tocado viajar con niños, pero lo bueno es que se puede, y lo mejor de todo, es que todo pasa, aunque uno crea que nunca se va a acabar, lo lindo es que siempre hay un fin! Jaja suena medio tragicómico, pero es la verdad.